José Sánchez Arévalo
Tanta sonrisa no se detiene aún en tu ausencia. Mi mirada dibuja el rostro de tu mirada y se me antoja no evocarte porque no se puede evocar lo revelado y eso es tu ausencia un agitarse por praderas inusitadas descubriéndonos la llama viva de tu exultante resplandor. Nos llevas a otros horizontes donde retoza el corpus de tus huellas ágiles ahí “el canto del pájaro dibuja paisajes…” confundido al eco insólito de tus cacharros arrastrados por calles de La Villa, y que llenan de asombros la indiferencia supina de algunos gobernantes estáticos infortunados líderes de arcilla arenosa y oficina. Sí amigo no hay nadie que logre descifrar el rostro de “Loco Lindo” que nos ofrendaste con tu arte y sólo tu mirada de Juan Alayón se perpetúa manifestándose en el rostro de tu mirada ingenua de loco.
Tu
rostro de Loco y tu mirada de Lindo callejean frágiles y fuertes cruzando los
días inútiles fluyendo desde la recóndita permanencia de la memoria. “Hierve
tu rostro” candente
por saliduras de tu
mirada de cristal de Loco y en ese hervor inopinado el Lindo se precipita como
un aguacero de siglos haciendo de ti y tu creación un “Salmo de gallos” para
que José Sánchez,
tu amigo, respire en el desfilar de la ausencia. Juan Loco Lindo tu
rostro pintado de loco y de Juan obsérvanos, estamos en el rostro de tu mirada.
José Sánchez y Juan Alayón Loco Lindo. |
Loco Lindo, Juan Bautista Alayón. |
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